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Reina Letizia

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Influencia infinita

En el último número de Vanity Fair, y en portada, hay un reportaje sobre don Juan Carlos titulado La soledad del Rey (a Pilar Eyre le faltó

Foto: Los Reyes de España, en una imagen de archivo (I.C.)
Los Reyes de España, en una imagen de archivo (I.C.)

En el último número deVanity Fair, y en portada, hay un reportaje sobre don Juan Carlos titulado La soledad del Rey (a Pilar Eyre le faltó tiempo para resaltar la originalidad, recordando el parecido con el de su libro La soledad de la Reina). En uno de sus párrafos se lee:“Otras fuentes conceden, sin embargo, que el carácter ‘disfuncional’ de la familia es otro de los detonantes de la soledad del Rey. Aunque desde Zarzuela se esfuerzan por negar esta imagen: ‘Parece que en esta casa nadie se habla y todos se odian. Pero no es verdad’”.

Más adelante, a propósito de una posible abdicación del monarca (“jamás haría algo así”), leemos:«“…Pero ese debate habría enfriadolas relaciones entre el Rey y la Reina y los príncipes de Asturias. ¿Y el príncipe? ¿Dónde se sitúa? “Don Felipe ha estado calentando en la banda por si era necesario. Y aunque la capacidad de influencia de una mujer es infinita, su lealtad e integridad con su padre son indudables. El príncipe no se ha movido ni un milímetro”, destaca otra persona que conoce y trata con frecuencia a la familia».

Lo de “la capacidad de influencia de una mujer es infinita” es el habitual tirito a la Princesa. Y lo cierto es que, en este caso, lo es a las mujeres en general. Tanto que parece que el párrafo fuera fruto de un ‘brainstorming’ entre el estudioso del Corán melillense que llama fornicadoras a las mujeres con perfume y Jaime Peñafiel. Que este, por cierto, tampoco se recató el domingo en su Azul y rosa de El Mundo aprovechando que el Pisuerga seguía pasando por Valladolid y Bélgica cambiaba de rey. Otro tirito a doña Letizia. Éste, un tiro suelto: “A diferencia de España, donde hasta la consorte se permite decir que cuando ella sea reina muchas cosas van a cambiar, Felipe –no el nuestro, sino el de los belgas– no quiere cambios…”. Qué intriga, ¿pero qué va a cambiar Letizia? ¿La tapicería de la mesa de camilla? ¿La arena del Índico de la bodega? ¿El derecho a la existencia de los primos?

En el último número deVanity Fair, y en portada, hay un reportaje sobre don Juan Carlos titulado La soledad del Rey (a Pilar Eyre le faltó tiempo para resaltar la originalidad, recordando el parecido con el de su libro La soledad de la Reina). En uno de sus párrafos se lee:“Otras fuentes conceden, sin embargo, que el carácter ‘disfuncional’ de la familia es otro de los detonantes de la soledad del Rey. Aunque desde Zarzuela se esfuerzan por negar esta imagen: ‘Parece que en esta casa nadie se habla y todos se odian. Pero no es verdad’”.

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